lunes, 23 de marzo de 2015

Purus por siempre peruana : La Campaña del Manuripi, Invasión peruana a Bolivia y Pérdida del Purus




A raíz del fraudulento Laudo Argentino de 1909 en la controversia limítrofe entre Bolivia y el Perú, en la que el Presidente argentino entregaba territorios de indudable soberanía boliviana al Perú, territorios que no habían sido contemplados como elementos en litigio, el gobierno de Bolivia se negó a cumplir el laudo provocando la molestia argentina y la ruptura de relaciones diplomáticas con la nación del Plata y la amenaza del Perú de considerar "como declaratoria de guerra la negativa boliviana a aceptar los términos del laudo". Ordenándose a las guarniciones fronterizas defender la soberanía boliviana ante el invasor peruano. Las guarniciones del noroeste comenzaron a ser provocadas por ciudadanos peruanos dedicados al contrabando paseando con alardes belicosos sus embarcaciones por aguas territoriales bolivianas llevando el pabellón peruano. El Capitán Lino Echeverria nacido en Sucre el 23 de septiembre de 1884 a la sazón contaba 26 años de edad y destinado como comandante del Fortin Avaroa en el Manuripi, tenía como misión primordial precautelar la soberanía boliviana en aquella región, por lo que en cumplimiento de las órdenes recibidas desde La Paz advirtió a los susodichos con ordenar a sus soldados detener y confiscar la carga que llevaban por territorio boliviano a sabiendas que por informes recibidos se sabía que los contrabandistas llevaban armas a las tropas peruanas acantonadas en las cercanías. A principios del mes de Junio de 1910 se detiene a uno de estos contrabandistas y se lo retiene en Fortín Avaroa, se encuentran en su poder armas y equipo destinados al invasor. Sin previo aviso un grupo de ribereños peruanos reforzados por soldados del ejército de su país , ataca el fortín intentando rescatar a su jefe. La minúscula guarnición boliviana compuesta por 15 soldados no tiene dificultad en repeler el ataque sin sufrir bajas, quedando frente a sus fusiles humeantes un cabo y seis soldados peruanos prisioneros y habiendo causado varias bajas al enemigo que huyó en desbandada por el bosque dejando regueros de sangre en su camino. El mes de agosto el comandante de la guarnicion militar peruana intimó la desocupacion del fortin y la libertad de los siete prisioneros en poder de los bolivianos. 

La guarnición peruana formada por 150 hombres bien equipados y armados dan un plazo de 24 horas , al cabo de los cuales no garantizaba la integridad de Echeverría y sus soldados. Echeverría en un gesto de gallardía y patriotismo da su respuesta contundente consultada con sus 15 valientes ."Puede usted atacarme cuando guste estoy dispuesto a recibirle" A sabiendas que el resultado de esta desigual choque no sería otro que la muerte defendiendo la amada tricolor,y que la cañonera Tahuamanu no llegaría a tiempo para ayudarlos, ordena a los soldados escribir cartas de despedida a sus familias. Y la orden varonil y patriótica ! A las trincheras ! La suerte estaba echada. El ataque se produjo en la madrugada del 5 de Septiembre en momentos en que Echeverría escribía sus últimas palabras a su madre. Las tropas peruanas reforzadas por indios Chamas y Campas en número aproximado de 300 atacan por todos sus flancos, pero increíblemente los valerosos soldados bolivianos detienen al enemigo durante 10 horas, habiendo recibido múltiples heridas Echeverría es llevado al pahuichi que sirve de enfermería. Pero el combate de estos héroes solo podía durar lo que durasen sus municiones .Cansados y agotados por la noche en vela, sin refuerzos,los soldados bolivianos aceptan impotentes la caida del Fortín en manos de los invasores peruanos. El Capitán Echeverría moribundo al ver que el cacique Moises de los indios Chamas arriaba la bandera tricolor para izar la bandera peruana, en un esfuerzo sobrehumano que sólo puede dar el dolor de ver la patria mancillada por la ebria indiada invasora levantose de su cama y apuntando su pistola a quien osaba humillar su bandera mató al cacique dando lugar a la venganza de los salvajes que lo descuartizaron horriblemente a machetazos.La heróica guarnición se dispersó por el monte dejando tres soldados muertos : cabo Donato Cardona, soldado Juan Valdez y corneta Manuel Fernández ,heridos y prisioneros.

 Los despojos de este héroe descansan en Riberalta asiento del CIOS, donde fue trasladado después de finalizada la que se denominó Campaña del Manuripi, junto a la bandera patria que nos muestra la fidelidad emocional y conciente a los símbolos nacionales. Hay un detalle en este hecho que es muy particular, El territorio defendido por el Capitán Lino Echeveria hacia dos meses atras habia sido cedido al Peru por el tratado de 1910 por el gobierno entreguista de La Paz por el que también se perdía la Región del Purus con 250.000 km 2, pero no le fué comunicado por el gobierno o sus superiores,él estaba cumpliendo su deber y no dudó en ofrendar su vida entrando de lleno en el santuario de los héroes y descansa por derecho propio junto a Avaroa y Ustariz, quizá por esta razón el Congreso aprobó un reconocimiento de dos años de sueldo a Echeverría y sus soldados por su sacrificio y el 29 de abril de 1912 una pensión vitalicia de 113 bolivianos a los herederos del Capitán Echeverría. Ahora hay gente que olvida que la única bandera por la que murieron estos héroes es la Rojo Amarillo y Verde que representa a todo un país y no un trapo a cuadros (wiphala) que sólo representa a una etnia resentida y degenerada del altiplano.

Fuente Boliviana 


lunes, 2 de marzo de 2015

LAGUNA DE YAHUARCOCHA : Huayna Capac impone su dureza a los pueblos Caranquis


Gral EP Julio César Guerrero (Cajamarca 1887-1982) : Águila negra del Ejército Alemán


Julio César Guerrero
(Cajamarca 1887-1982)

Teniente coronel del Ejército Peruano
Oberst (Coronel) del Ejército de Alemania
General del Ejército de Bolivia



Águila Negra del ejército alemán
Majestuosa y legendaria se presenta la figura y carácter de este oficial peruano del arma de artillería, maestro en el arte de la guerra de guerrillas.

Cuanto más grande resulta el olvido en que la historia nacional le tiene sumido, su fama, ocultada por cortinas de ingratitud, inopia y estulticia se agiganta con los años dentro de los escasos círculos de quienes lo tenemos presente y respetamos su memoria. Hay una deuda con él.

Ni su estupenda preparación militar, la severa experiencia de combate adquirida en notables campañas internacionales, su dominio del idioma alemán y dotes didácticas, le resultarían suficientes para que le fueran reconocidos méritos que jamás buscó; tampoco el hecho poco frecuente, sino único, que durante su estancia en Prusia como ayudante del ministro diplomático del Perú, general Andrés A. Cáceres, tan admirado por el Kaiser Guillermo II y a instancias de este emperador, tomase la dirección de la revista militar alemana De re bellica en tanto que, además, se desempañaba en calidad de coordinador del estado mayor alemán, bajo el mando del general Paul Emil von Lettow-Vorbecken, a quien habían confiado la defensa de las colonias de Alemania en el África central, Camerún y Tanganika, la Tanzania actual, en la Gran Guerra; estos hechos serían insuficientes o la causa, agregamos, para que la posteridad no quiera reconocerle su singular importancia.

Su experiencia en el ataque y resistencia con guerrillas, comprende un vasto escenario de campañas, que por lo apasionante, no hay espacio suficiente para hacerle homenaje; tampoco es necesario pretender hacer historia de todas ellas (Frente ruso de los Lagos Masurianos; su contacto con los generales Hindenburg y Ludendorff y la victoria de Tannenberg; su participación como asesor en la Guerra de Bolivia contra el Paraguay, llamada Guerra del Chaco; en las guerrillas de China; etc.; etc.)

Deseo concretarme a su valiosa actividad en Prusia durante la Gran Guerra.

Primera Guerra Mundial, África central

El mayor Julio C. Guerrero, se agrega a las tropas del Deutsche-Afrika Schutztruppe (Fuerza alemana de protección de África) que en 1914 ya se encontraban en el África oriental alemana a las órdenes del coronel, luego general, Paul Emil von Lettow-Vorbeck, quien contaba únicamente con las escasas fuerzas de la zona, unos 3000 soldados alemanes apoyados por 12 compañías de nativos guerreros o askaris.

Las fuerzas británicas coloniales de Rodesia, reforzadas por tropas expedicionarias fuertemente equipadas procedentes de la metrópoli eran una severa amenaza. Alemania se empeñaba en un largo frente en Europa y no era posible distraer elementos; por estas consideraciones y usando el sentido práctico de la economía y eficiencia alemanas operaría von Lettow-Vorbecken.

La participación del militar peruano en su calidad de coordinador del estado mayor, resultaba importante entonces, pues llevaba aprendida la escuela adquirida en el Perú y enseñada por el general Andrés A. Cáceres en su resistencia de la Breña durante la Guerra del Salitre (1879-1883), una experiencia rica en organización, concepción logística y golpes de sorpresa que lo hizo célebre contra el invasor chileno en las serranías del Centro del Perú, muy útil por tanto al habilísimo von Lettow, parangón del general Andrés A. Cáceres, conforme se puede conocer en el siguiente enlace. (Ver)

Von Lettow-Vorbeck, al iniciarse la guerra en Europa, es sordo a los mandatos de Berlín de mantenerse a la defensiva, pues en el terreno de las operaciones militares tenía la convicción que la única posibilidad de victoria consistía en un buen ataque contra las colonias de los aliados que rodeaban a las posesiones alemanas, antes de que estuviesen preparados para repelerlo, es decir una aplicación de conceptos decisivos de previsión y anticipación.

En noviembre de 1914, las tropas coloniales británicas iniciaron un ataque anfibio contra la ciudad de Tanga, a los pies del célebre Kilimanjaro, la montaña más alta del África, que se convertiría en la mayor batalla de la I Guerra Mundial en suelo africano y fueron derrotadas por aquellas escasas tropas alemanas, que luego pasaron a la contraofensiva con ataques a las líneas del ferrocarril construido por los británicos.

El 18 de enero de 1915 este cuerpo de ejército, notablemente eficaz, aunque escaso de hombres y pertrechos, volvió a derrotar a los británicos en la batalla de Jassin. Estas victorias iniciales le permitieron capturar nuevas armas y víveres al enemigo con los que pudo suministrarse mejor al pequeño ejército, pero a costa de considerables bajas.

En la Batalla de Tanga, de 1914 -la mayor victoria de Paul von Lettow-Vorbeck en África- aquel cuerpo germano quedó seriamente disminuido en hombres y equipos lo que le forzó al cambio de estrategia, sustituyendo los combates directos por la guerra de guerrillas contra los británicos en sus colonias de Kenia y Rodesia. Aquí el mayor Julio Guerrero habría de recomendar, poner en práctica, colaborar con los planes y adquirir, por reciprocidad, mayor experiencia en la ciencia de la guerra de guerrillas, conformada además por soldados nativos, aportada, qué duda cabe, de la gran experiencia peruana, escasamente 32 años antes en los breñales de la sierra central.

Con el claro propósito de dar alivio y facilitar la victoria alemana en el frente de Europa occidental, el exitoso general von Lettow, dispuso múltiples y sorpresivos ataques contra fortificaciones, líneas de ferrocarril y comunicaciones para forzar también a los británicos a enviar más hombres y armas al África a costa de retirarlos de Europa.

En marzo de 1916, cuando los británicos lanzaron una nueva ofensiva con 45000 hombres, los alemanes, nuevamente, se aprovecharon de su conocimiento del terreno para emboscar al enemigo, infligiéndole grave derrota en Mahiwa, en octubre de 1917, allí los británicos perdieron 1600 hombres y los alemanes sólo 100, lo que prueba lo eficaz que resulta, pese a las contingencias, un puñado de soldados hábilmente dirigidos y con un estupendo soporte de estado mayor.

El 13 de noviembre de 1918, dos días después de producirse la rendición de Alemania, sin condiciones, vuelven estos estupendos soldados-guerrilleros a derrotar a los británicos en Kasama. Finalmente, enterado Paul Emil von Lettow-Vorbeck que la rendición alemana era un hecho, sus tropas entregaron las armas en Abercorn, actualmente Zambia.

Corolario
Su ancianidad transcurrió en su modesto hogar en Cajamarca, rodeado de su familia y considerable biblioteca que comprendía, entre valiosos libros más de sesenta obras editadas e inéditas, de ellas Guerra de Guerrillas y Belicología que las ofreció al Ejército en calidad de donación, gesto tratado con desdén por quienes en los años 70s tenían a su cargo los asuntos del Ejército, clara muestra de envidia y mezquindad, bajo pretextos intonsos de falta de dinero; finalmente el editor centroamericano Carlos Milla Batres compró los libros y derechos de autor de nuestro biografiado. Estupenda biblioteca que debería pertenecer a la nación.

El mismo sentimiento negativo hizo que al autor, entre otros, las Memorias del General Andrés A. Cáceres o La Guerra de las Ocasiones Perdidas, al celebrado conferencista en materia de resistencia y guerrilla, no se le reconociera sus grados de coronel del ejército alemán y general del ejército boliviano.

Murió en la modestia de su hogar y dentro de la pobreza a la edad de 95 años y hasta el último de sus días su pensión fue honrada por el Congreso de Bolivia.

Fue, qué duda cabe, un selecto Schwarze Adler (Águila Negra) del Kaiser.


FuentesWikipedia
Luis Siabala Valer


Memorias Del General A. A. Cáceres. Ed. Milla Batres, Lima, 1986
Foto, Idm.

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