El 3 de julio de 1828, el Libertador Simón Bolívar, declaró formalmente la guerra al Perú, tras las desavenencias diplomáticas que se venían sucediendo entre nuestro país y la Gran Colombia, a raíz de acciones políticas que afectaban directamente los intereses de este país desplegadas por el presidente del Perú, José La Mar.
José la Mar pretendía anexar al Perú la ciudad gran colombina de Cuenca (hoy Ecuador), además de haber interferido en la política boliviana al influir en la derogación de la constitución que regía Bolivia, y que había sido jurada por Antonio José de Sucre, gran colaborador de Bolívar, debilitando así la influencia que este personaje ejercía sobre dichos territorios.
De esta manera, para la segunda mitad de 1828, nos encontrábamos en estado de guerra, no obstante, nuestra Escuadra estaba desarmada como consecuencia de los tiempos de paz que se vivía desde la rendición del puerto del Callao (como lo expresó en una oportunidad el, en aquel entonces, Comandante General de la Marina, José Pascual de Vivero) y de la reducción presupuestal que aplicó el gobierno sobre la Marina.
Ante una guerra cuyo desenlace estaría determinado por la hegemonía que sobre el mar podría ejercer unos de los países beligerantes con respecto al otro, la urgencia de rearmar la Escuadra era una tarea impostergable, por esta razón, La Mar ordenó el rearme y mejoramiento de los buques, que se pudo lograr gracias a las donaciones de la ciudadanía en general.
Así, el Perú pudo contar con sus dos principales buques: la corbeta “Libertad”, y la fragata “Presidente”. La “Libertad”, comandada por el Capitán de Fragata Carlos García del Postigo, zarpó del Callao en dirección al golfo de Guayaquil, pero cuando se encontraba en Punta Malpelo, reconoció a los buques colombianos “Guayaquileña” y “Pichincha”, con quien sostuvo un combate el 31 de agosto de aquel año. La “Presidente” (buque insignia) era comandada por el Almirante Martín Jorge Guise, en quien recayó el mando de la Escuadra, y contó con el Teniente Primero José Boterín Becerra (nacido en el Callao en 1798) como segundo comandante.
El 18 de setiembre de 1828 la Escuadra nacional zarpó del Callao, fondeando en Paita a los dos días, puerto de donde volvió a echarse al mar el 21 de noviembre rumbo a Guayaquil con el objetivo de bloquearlo. Navegó por las aguas del río Guayas, donde quedó varado por la baja marea. Esto les permitió a las defensas de aquel puerto una ofensiva que costó la vida del Almirante Guise el 24 de noviembre de ese año, siendo sucedido por José Boterín, quien ordenó continuar con el bombardeo y el con el bloqueo hasta la captura de la nave “Guayaquileña” y la posterior redición de Guayaquil el 29 de enero de 1829, venciendo a las fuerzas navales colombianas, mas no así a la población, a la que siempre se la cuidó de los ataques.
Posteriormente, ya en territorio gran colombino, el Ejército sumó victorias importantes como la de Portete de Tarqui el 27 de febrero de 1829, tras lo cual se firmó el convenio de Girón poniendo fin a esta guerra.
Cabe resaltar que al empezar la guerra nuestra Escuadra se encontraba desarmada lo que significaba un gran peligro, sin embargo, la unión de los ciudadanos, la destreza y el arrojo de nuestros marinos, como el Almirante Martín Jorge Guise y el Teniente Primero José Boterín, permitieron obtener victorias sumamente importantes en el mar, lo que conllevo, posteriormente, a la ocupación del territorio del país beligerante, y que durante toda esta campaña, nuestra Marina no abusó de su poderío atacando a la población colombiana indefensa.
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